lunes, 31 de mayo de 2010



Soy indiferente ante los que son insaboros, ante los que su existencia no importa. Soy indiferente ante alguien que ya no me deja nada, ante aquel que se regodea de algo que no es suyo. Si, soy indiferente ante los ladrones, sobre todo de ideologías.

lunes, 17 de mayo de 2010

A veces no sé bien dónde duele. Pero ahí está.

viernes, 14 de mayo de 2010



No sé cuantas veces he abandonado cosas, situaciones, lugares o personas. Ni cuántas veces seguiré haciéndolo para seguir con mi proceso de sobrevivir. Debo sobrevivir ante los momentos buenos o malos, ante los sucesos, ante los comentarios, ante mi imposibilidad de ser una persona linda con una luz en los ojos y bla.


Debo entonces de estar cambiando de pieles, estar bebiendo distintos sabores, porque entonces me vuelvo aburrida, monótona, sin nada que escribir.


Welcome back blog!

jueves, 10 de diciembre de 2009

Hay temporadas o dolores o tristezas que van haciendo cayito y uno piensa que ya se fueron; luego vienen las temporadas decembrinas y esas cosas que uno creía olvidadas, salen y le van cobrando a uno poco a poco las mentadas de madre, los desaires, que si hiciste, que si dijiste y uno termina por joderse.

Pero también hay días en los que las esferas y los arbolitos de la Navidad y el pensar en los preparativos y que si las sorpresas, le devuelven a uno parte de lo que fue. Somos en todo caso parches de varias vidas, frases que alguien alguna vez guardó en un buró, fuimos recortes como los que hace la Bisa Tere, somos entonces las sonrisas que Daniel encapsulará en su corazón, en su pecho y yo tatuaré con letras góticas su nombre, así jamás dejaremos de ser una piel. Bonito regalo de Navidad tendremos.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Quisiera corromper tu boca cocodrilo con despertares lisérgicos...

miércoles, 9 de septiembre de 2009


A veces me convenzo de que la vida vista desde mis miopes ojos, es más podrida que la real. A veces no.

viernes, 31 de julio de 2009

La 1:30 y en espera.
Sentado a media sala con el foco medio prendido; el aliento a concharra y la voz ronca de cocodrilo sediento.
Esperaba sin prisas, aguardando, tanteando el ambiente, midiendo la velocidad del viento tras cuatro ventanas cerradas. El par de aves cagando la mañana, la madrugada espera de cinco palabras: Eres la hija de nadie.
Sonreía sin mostrar los dientes verdosos y enlamados, tarareaba melodías infantiles, la muñeca fea y su repertorio de Gavilondo Soler.
Nada como un respiro, saber que no había pertenencia, ni cuna, ni nombres o apellidos; podía ser hija de nadie, del silencio, del teporocho, de la piruja o del destino. Nada más reconfortante que las páginas se cristalicen para convertirse en alguien que camina y habla, que me protesta hedores, que grita argumentos de otros, historias de otros, rezos de otros. Encomiéndome a Dios, pum! latigazos, pum! patadas, taz! golpes en el rostro, plaz! me desplomo. Rodo hasta sus pies. Llora en silencio, me abraza desde el cuello y susurra: eres hija de nadie: ya no te pertenezco.