viernes, 3 de julio de 2009

(...)Polvo de oro en tus manos fue mi melancolía
sobre tus manos largas desparramé mi vida;
mis dulzuras quedaron a tus manos prendidas;
ahora soy un ánfora de perfumes vacía.
Alfonsina Storni



Los días de julio provocan urticarias en mi; en la entrepierna, en las manos grises, en mi sexo. Hay algo de mi que me detiene la partida, que promete cosas absurdas y sin embargo le cree.
El pecho se abulta al escuchar las letras de su temido nombre, la respiración amoratada, asmática, febril.
Renombro el pasado, le desgajo las ropas, le muerdo los huevos, me lo cojo violento y despacio.
El mes que surgió de pronto, como si de la nada se formara nada, restos de días a destiempo.
Los pezones robándose las soledades de las gárgolas etéreas.
Las amapolas saboreando lealtades sombrías; jadeando porque se acaben los días.
Julio es un mes que llora, que engaña con vida, con la cábala, con el sueño, con los ríos verdes, con la felicidad fingida, con el abandono y el desamor.
Redimida de la historia acabada, de la angustia sometida, del rostro temido.

Soy un mes de renuncias, un año con respirador artificial.
Julio apesta porque en él resuena el día en que nací.

1 comentario:

  1. que nací...

    me gusta la frase. Y me gusta tu estilo.

    Por aquí andaré si me lo permites.

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